Para los padres que trabajan o que están ocupados durante todo el día, dejar a los hijos en el colegio a las 8 y buscarlos a las 17 es una ventaja indudable. Pero para los niños, ¿es positivo, desde la perspectiva pedagógica, que la jornada escolar sea doble?
Un número significativo de especialistas consultados por LA NACION coinciden en que la extensión del tiempo escolar es una opción positiva y una necesidad: aseguran que hay una asociación directa entre el tiempo de exposición de aprendizaje y los logros educativos.
Un número significativo de especialistas consultados por LA NACION coinciden en que la extensión del tiempo escolar es una opción positiva y una necesidad: aseguran que hay una asociación directa entre el tiempo de exposición de aprendizaje y los logros educativos.
Pero otros expertos. como el presidente de la Academia Nacional de Educación, Horacio Sanguinetti, sostienen que la extensión horaria es simplemente una comodidad de los padres y una necesidad impuesta por la situación socioeconómica, pero pedagógicamente es negativa y no produce aportes significativos en el aprendizaje.
La extensión de la jornada escolar es una de las metas más ambiciosas de la ley de financiamiento educativo sancionada por el gobierno de Kirchner y recogida en la nueva ley de educación nacional. Según la primera de las normas, dentro de dos años el 30% de los alumnos deberá acceder a escuelas de jornada extendida o completa, un objetivo difícil de alcanzar, ya que implica una fuerte inversión en infraestructura escolar y plantel docente.
Hoy en la Argentina apenas el 5,4% de los alumnos concurre a escuelas de doble escolaridad, según los últimos datos registrados por el Ministerio de Educación. La proporción varía en las distintas provincias -sólo nueve presentan una cobertura superior al 5%- y la ciudad de Buenos Aires, donde la mitad de los colegios son privados, es la única jurisdicción que supera apenas el 30% exigido por ley.
Muchos especialistas sostienen que la alternativa de la jornada completa es una oportunidad única para repensar la organización de la escuela y plantear un nuevo tipo de enseñanza, que incluya contenidos artísticos, culturales y deportivos, entre otros, y períodos de juego y de descanso que se alternen con los del trabajo, para así evitar la saturación.
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